OPINIÓN

¡A gobernar se ha dicho!

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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A cada hora fulminaba don Benito Juárez un nuevo decreto anticlerical después de que se hizo cargo de la presidencia de la República en enero de 1861. Ordenó la incautación de todos los objetos de que la Iglesia había sido despojada, y llamó a un corredor, don Francisco Mejía, para encargarle su venta y la de los demás bienes que al clero se le confiscarían. Tiempo después contaría don Francisco en círculo de amigos que cierto día, al entrar en el despacho de don Melchor Ocampo, vio sobre su escritorio "gran cantidad de brillantes sueltos, perlas y otras alhajas pertenecientes a la Virgen del Rosario de la iglesia de Santo Domingo, dándoles un valor de 300 mil pesos...".