OPINIÓN
Adiós, 2023
HOJEANDO / Daniel de la Fuente EN EL NORTE
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Hay años así: empiezas inspirado escribiendo a la manera de Rilke y terminas entre lo más oscuros versos, propios de Pacheco. Este fue uno de ellos: mal año, sinfín de desgracias, todavía le temo en sus últimas horas. Difícil entresacar el aprendizaje. Duele.
No hay manera de entender lo que nos acontece de no tener a la mano libros que nos den más preguntas que respuestas aparentes. Son los cuestionamientos los que nos despiertan, nos mantienen alertas.
En "No me preguntes como pasa el tiempo", José Emilio Pacheco pareciera que nos comparte un poema sobre el cambio de año, cambio de vías. Ser otro y, a la vez, el mismo, detenido ante un nuevo paisaje.
A nuestra antigua casa llega el invierno
y cruzan por el aire las bandadas que emigran.
Luego renacerá la primavera,
revivirán las flores que sembraste.
Pero nosotros
ya nunca más veremos
ese dulce paraje que fue nuestro.
Náufrago, porque así nos fue este año, leo también de Pacheco "Descripción de un naufragio en ultramar":
Pertenezco a una era fugitiva, mundo que se desploma ante mis ojos.
Piso una tierra firme que vientos y mareas erosionaron antes de que pudiera levantar su inventario.
Atrás quedan las ruinas cuyo esplendor mis ojos nunca vieron. Ciudades comidas por la selva, y en ellas nada puede reflejarme. Mohosas piedras en las que no me reconozco.
Y enfrente la mutación del mar y tampoco en las nuevas islas del océano hay un sitio en que pueda reclinar la cabeza.
Pacheco cumplirá 10 años de fallecido el 24 de enero. Desde ahora debemos celebrarlo. Pienso en él, en este fin de año, con "El mar sigue adelante", porque esto es la vida: pese a todo, el mar sigue adelante. Y esta verdad, esta verdad única, es la que nos salva.
Entre tanto guijarro de la orilla
no sabe el mar
en donde deshacerse
¿Cuándo terminará su infernidad
que lo ciñe
a la tierra enemiga
como instrumento de tortura
y no lo deja agonizar
no le otorga un minuto de reposo?
Tigre entre la olarasca
de su absoluta impermanencia
Las vueltas
jamás serán iguales
La prisión
es siempre idéntica a sí misma
Y cada ola quisiera ser la última
quedarse congelada
en la boca de sal y arena
que mudamente
le está diciendo siempre:
Adelante
Dígale con versos "hasta nunca" a este año que le trajo infortunio, mala suerte, dolor, pero también dígale "gracias" con poesía si hubo aprendizajes, amor y buenos recuerdos.
En este sentido, puedo, sí, decirle gracias al año que se va pese a todo sucedido. Para ello retomo los últimos versos del ultimo poema de unos de mis libros queridos de Minerva Margarita Villarreal: "Tálamo".
Sólo estos versos encierran el valor del naufragio en este año, lo salvable, lo que más puedo apreciar. El colofón con el que me quedo de un año inquietante y lleno de dolor. Lo que aún está vivo.
Me ha casado contigo
y todo lo que escribo
es real
Felices fiestas y le deseo muy buenas lecturas para este 2024.