¡Aleluya! Por fin hizo eco el clamor de los moribundos. Me refiero al de los restauranteros, que ya no veían lo duro sino lo tupido.<BR><BR>Está de la Ch, fueron a decirle a De la O esta semana. Y no se necesita ser doctor para ver la gravedad. Ayer por fin el Estado aceptó abrirles la válvula...