Así como Forrest Gump corría sin ninguna causa en particular y sin rumbo definido, muy parecido a como corre nuestro País, así mero me salí yo uno de estos días de mi detestable encierro, a darle derecho sin parar por todo Morones Prieto (en carro por supuesto, no soy Forrest) hasta llegar a la orilla del planeta, que es donde empieza Guadalupe.