Ya hace más de un año que tuve un encuentro cercano con la cocina provechosa de Moracuyá, al mismo tiempo que mi guardarropa me oprimía y me deprimía. Y recuerdo haberme comprometido ahí mismo a regresar a este lugarcito en pro de una talla más saludable, pero debo confesar que jamás volví, ni a Moracuyá ni a ninguna dieta.