Monterrey está llena de círculos de lectura. Para donde mire puede encontrar lugares en los que se habla del apasionante mundo de la literatura. Esto es esperanza en una ciudad que con frecuencia nos obstinamos en volver inhóspita, ruda y hasta brutal, una "circunstancia difícil", como la llamaba el filósofo Agustín Basave Fernández del Valle.