Consejo tardío
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN EL NORTE
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Doña Panoplia, dama de buena sociedad, visitó una tahona. (En estricta puridad de términos -y vaya que no me gustan las estrictas puridades- una tahona es el sitio donde se elabora el pan; la panadería es el lugar donde se vende). Se sorprendió, y se molestó, al ver que el tahonero daba forma a las galletas, oprimiendo bajo su axila cada porción de masa. Le hizo notar esa desagradable circunstancia al dueño del establecimiento. "¡Bah! -desdeñó éste la observación-. Y no ha visto usted con qué les hace el agujero a las donas"... "Con pena y todo participamos el sentido fallecimiento de nuestro querido amigo...". En esos o parecidos términos un grupo de jóvenes gays de mi ciudad dieron a conocer el lamentable deceso de uno de sus compañeros. Pues así, también con pena y todo, yo hago del conocimiento de mis cuatro lectores que mi formación ética no la obtuve en la Biblia, cuya lectura emprendo con cuidado por los numerosos malos ejemplos que ese libro sagrado contiene. Tampoco mis principios axiológicos derivan del texto que tuvimos en la clase de Ética del Ateneo glorioso de Saltillo, libro ése de sonoroso título, pues se llama "El secreto del bien y del mal". Mis lecciones de buena conducta las aprendí de niño en las fábulas de Iriarte y Samaniego. Ahí los animales hablan, e incluso a veces algún objeto inanimado, como sucede en este apólogo que intentaré traer a la memoria: "En casa de un cerrajero / entró la serpiente un día, / y la insensata mordía / en una lima de acero. / Díjole la lima: 'El mal, / necia, será para ti. / ¿Quieres hacer mella en mí, / que hago trizas el metal?'. / Quien pretende sin razón / a los fuertes derribar, / no consigue sino dar / coces contra el aguijón". Si yo fuera asesor del Presidente López -líbreme el Cielo de ese infausto sino- le aconsejaría cesar sus cotidianos ataques contra la prensa y otros medios de comunicación. Finco mi admonición en un argumento bien sencillo: cuando él se vaya -algún día se irá-, los periódicos, la radio y la televisión seguirán ahí, y podrán continuar mencionando sus numerosos yerros e incontables abusos de poder, tal como han hecho y hacen todavía con otros mandatarios que dañaron al País, como Echeverría y José López Portillo. Por desgracia ya es tarde para darle ese consejo. Casi siempre los consejos llegan tarde, y se pierde entonces la oportunidad de no hacerles caso. AMLO se echó ya un alacrán al seno, el cual irá con él incluso si alguna vez se va a su rancho de expresivo nombre. Me he pasado la mayor parte de mi vida en redacciones de periódicos, y si algo he aprendido es que los periodistas tienen memoria elefantiásica, y jamás perdonan las ofensas que reciben. Se las cobran con intereses usurarios. Un ampáyer marcó out en home a un pelotero. El hombre protestó encorajinado: "¡No fue out!". Calmosamente, le respondió el ampáyer: "Lee mañana el periódico y verás que sí fue". Cuando AMLO despierte de su sueño de poder los periódicos todavía estarán ahí... "He tenido tres esposos, y sigo siendo virgen". Esa insólita confidencia le hizo una señora a su vecina. "¿Cómo es posible?" -se asombró ésta. Explicó la señora: "Mi primer marido era ginecólogo. Se la pasó viéndolo. El segundo era psicólogo. Se la pasó hablando de él. El tercero era predicador. Se la pasó orando sin acercarse a él. Ahora me voy a casar de nuevo, esta vez con un político. Y ahora sí tengo la seguridad de que me va a joder"... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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