OPINIÓN

Crónica de una muerte anunciada

Karen Batres EN EL NORTE

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Abro la puerta al jardín a las 5 y media de la mañana. El aire apesta. Dos horas y media después, el hedor ya no se percibe. Me hace pensar que la industria que produce ese olor a nocivos procesos químicos sólo libera sus venenos durante la noche.