CULTURA

Cumple poeta Dolores Castro 92 años

Notimex

Cd. de México (12 abril 2015) .-18:25 hrs

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Satisfecha con sus decisiones de vida, que la han convertido en una de las más importantes poetas mexicanas del siglo 20, la escritora Dolores Castro llega a los 92 años de vida complacida con el hecho que de hasta ahora ha escrito lo que realmente ha querido decir.

Y es que para la poeta hidrocálida, para hacer poesía es necesario aprender a manejar la lengua, pues no sólo se trata de tener algo qué decir, sino también de saber cómo decirlo.

En declaraciones difundidas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Castro sostuvo que no obstante los estragos de la diabetes que padece no tiene miedo a la muerte y sí muchas ganas de seguir viviendo en el camino que eligió, el de "vivir y contar".

Porque con siete hijos, recordó, "primero tenía que cambiar un pañal y luego escribir el poema que le había llegado".

Dolores Castro fue desde niña, una persona muy comprometida, se dedicó primero a los estudios y en la secundaria conoció a Rosario Castellanos (1925-1974), con quien formó parte del Grupo Ocho Poetas Mexicanos.

Sobre su relación con Castellanos comentó: "fue muy importante para mí, porque fue mi amiga y en buena parte mi maestra".

Castro estudió Leyes y Literatura Española, por lo que viajó a España y cuando regresó a México se dedicó a trabajar en temas relacionados con las letras, en la radio, en revistas de literatura e impartiendo talleres.

Allí aprendió que para escribir poesía es necesario aprender a manejar la lengua, pues no sólo se trata de tener algo qué decir, sino también de saber cómo decirlo, por lo que dijo que el poeta es una persona que constantemente se hace preguntas, así enriquece su mundo y disfruta de la vida, a la que hoy considera un milagro.

Para Castro, hay dos tipos de poesía, una fácil y una difícil de comprender; "Si es muy fácil porque sea totalmente superficial, no sirve para nada. Si es fácil porque se llegó a la posibilidad de comunicar algo de una manera precisa y profunda, entonces es para todos.

"La poesía difícil, si encierra verdaderamente lo grandioso o lo incomprensible por grandioso, entonces uno debe hacer lo posible por entenderla, pero si es difícil porque la gente no supo expresarse, uno la debe descartar", abundó Castro.

La poeta reconoció que en su primer libro Corazón transfigurado (1949), quiso dar evidencia de su buen manejo del endecasílabo, de que tenía hermosas imágenes que expresar y aunque abordaba sus preocupaciones fundamentales, no era ella precisamente.

Debido a que no se sentía del todo representada en lo que escribía, la autora decidió cambiar su estilo, porque la poesía, aclaró, debe ser "esencial, emotiva, verdadera, de manera que no haga exclamaciones que no siente, ni tampoco que no se atreva a decir".

De esta manera se pueden comprender las dos líneas presentes en su trabajo: una hacia el sueño y los valores, como el de la belleza y la otra, una forma de comprender o de imaginar a todos los que escriben y a los que no escriben, a los que sufren, a los que han muerto.

Lo más importante para Dolores Castro es la esperanza y confía en que mediante la educación, sea familiar, escolar, social o política, todo cambie. "Todo se me puede derrumbar menos la esperanza, creo que precisamente es la poesía, la que tiene un sueño muy cercano a los valores", consideró.

Además de escribir poesía, la autora incursionó en la novela, con La ciudad y el viento de 1962, la cual sufrió varias críticas porque era "muy poética". En la historia, el personaje principal es la ciudad de Zacatecas, donde Dolores Castro pasó su primera infancia.

Castro sigue escribiendo, aunque ahora lo hace más para otros, en prólogos, críticas, "me pidieron una biografía, no tengo, yo nunca he escrito biografías, ahí están mis poemas, esa es mi biografía", aseguró.

Entre la amplia producción poética de Castro, destacan los libros El corazón transfigurado, Dos nocturnos, La tierra está sonando, Qué es lo vivido, No es el amor el vuelo, Sonar en el silencio, Oleajes, Íntimos huéspedes, Algo le duele al aire y Sombra domesticada.

Gracias a su amplia producción literaria, la autora se ha hecho merecedora de galardones como el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz y el Premio Nacional de Poesía Mazatlán en 1980; el Premio III Nezahualcóyotl en 2004 y el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2013.

Pero la vigencia de su obra se destaca con el premio que recibió el año pasado, el Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura.

El nombre de Dolores Castro engalana además dos premios, el Estatal de Poesía que otorgan el Instituto Tlaxcalteca de Cultura y el Conaculta, y el Premio de Narrativa y Poesía Escrita por Mujeres que concede el Ayuntamiento del Municipio de Aguascalientes.