La densa bruma emocional que durante el agónico año 2019 ha sido generada -entre otras- por tanta mala noticia, por la aridez económica, la vergonzosa impunidad, la crueldad criminal, así como por el alto volumen de agresividad cotidiana, sofoca la respiración de nuestro fatigado presente y empobrece el aire del nuevo año que estamos por respirar.
MÁS DE OPINIÓN INVITADA / Carlos Vázquez Segura