Más sabrosa me parece una crepa cuando trae adentro la historia de un auténtico francés. La semana pasada te contaba el cuento rosa de las chavas que crearon Matina, y ahí te voy de nuevo con el "érase una vez" para platicarte ahora de Pierre y sus crepas, que se perfeccionaron en Orleans (cerca de París) y terminaron en San Pedro (cerca del Centrito).