OPINIÓN

Sin duda hay jueces corruptos o torpes, empecinados en seguir la letra de la ley en vez de hacer justicia. Pero no son la peor parte del modelo

Demencia

Jorge Volpi EN EL NORTE

3 MIN 30 SEG

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Un capricho. Un mero capricho. No deberíamos olvidarlo. El caos en el que se ha precipitado el país en las últimas semanas no obedece a un proyecto meditado, a las legítimas ansias de terminar con la impunidad, a una auténtica preocupación por la justicia. No: se trata -peor aún- de una ocurrencia. Así suelen gobernar nuestros políticos: de la misma manera que Felipe Calderón lanzó a fines de 2006 la guerra contra el narco sin ninguna prevención, análisis o estrategia previas, simple y llanamente porque un buen día así lo quiso -con las devastadoras consecuencias que hemos pagado desde entonces-, López Obrador una mañana decidió que había que demoler el Poder Judicial hasta sus cimientos y elegir a todos los jueces por voto popular.