Don Alfonso Reyes cultivó la poesía. Lo que pocos saben es que el papá de don Alfonso, el general Bernardo Reyes, tuvo también humos de poeta. Eso de la poesía era mal muy generalizado en aquel tiempo: todo mundo escribía versos. El problema es que don Bernardo pensaba que era gran poeta, y con gesto y tono de magister criticaba a los poetas regiomontanos de su tiempo, entre los cuales había muchos y muy buenos. Don Celedonio Junco de la Vega, diminuto señor, era uno de ellos. Veguita -así le decían con cariño sus contemporáneos, por su corta estatura- solía contar una curiosa anécdota que nos habla de cómo el hombre de espíritu tiene que sujetarse muchas veces al capricho del hombre de poder.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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