La camiseta del América es de las pocas en el mundo que pesan más de lo que dice la etiqueta de manufactura. Apenas la robótica aplicada a la industria textil termina de confeccionarla cuando, como por arte de magia, comienza a ganar miligramos. Más aún cuando le es bordado el escudo. La prenda amarilla lanza una revolución contra la báscula que se debate por la conversión de decigramos a gramos.