OPINIÓN

Dos camas para dos cadáveres

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

0 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Les quedaban apenas dos horas de vida a Maximiliano, Miramón y Mejía. Pasado ese tiempo se les fusilaría en el cerro de las Campanas. El general Mejía pidió estar solo en su celda. Miramón y su esposa, Conchita Lombardo, estaban en la de Maximiliano. Iban a darse ya el último adiós.