Ebrio de poder
DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN EL NORTE
3 MIN 30 SEG
En el centro siquiátrico -no se usa ya la palabra "manicomio- uno de los internos llevaba atado a un cordel un cepillo para zapatos que arrastraba por el suelo. Iba a entrar al comedor. En la puerta un guardia lo detuvo y le dijo, divertido: "¿No ves el letrero? 'Se prohíbe entrar con perros'". Replicó el orate: "¿Estás loco? Esto no es un perro; es un cepillo para zapatos". (Qué bien manejaba el alienado el punto y coma). Frustrado, el guardia autorizó: "Está bien. Puedes pasar". Entró el sujeto arrastrando su cepillo. Tan pronto se alejó unos pasos lo levantó, lo tomó en sus brazos y le dijo por lo bajo: "Lo engañamos, Firuláis"... Trump no está loco, obvio es decirlo. En igual forma las pendejadas que dice no demuestran que el inmoral magnate sea un pendejo. Si lo fuera no estaría donde está, en el umbral de la casa donde habita el hombre más poderoso del mundo. Es un hábil comediante, un showman que domina el arte de ganarse a su auditorio diciéndole cosas que lo entretienen y le gustan. De igual calaña fue López Obrador con sus repetitivas expresiones de poblacho: "me canso ganso", "lo que diga mi dedito", "al diablo sus instituciones" y otras de similar jaez. Últimamente Trump ha soltado baladronadas tales como ésas de convertir a Canadá en el Estado número 51 de la Unión Americana, apoderarse de Groenlandia por la fuerza, retomar con las armas el Canal de Panamá o cambiarle de nombre al Golfo de México para llamarlo Golfo de América (América es el nombre que los estadounidenses dan a su país). Todas esas demasías están pensadas y dichas por el barbaján para consumo de sus partidarios, en buena parte tan ignorantes, xenófobos, racistas y patrioteros como él. Dice el proverbio popular que no hay borracho que coma lumbre. Por desgracia sí los hay. Ebrios de poder, algunos grandes del mundo han sido la desgracia no sólo de sus pueblos, sino también del mundo. Hitler y Mussolini son trágicos ejemplos de eso. Los desmanes verbales de Trump son charlatanerías, pero los charlatanes pasan a veces de la palabra a la obra, y especialmente México podrá sufrir los excesos de quien tendrá que demostrar a sus electores que sus promesas de mano dura son algo más que frases de campaña. No quiero alarmar a la República -¿quién soy yo para alarmar repúblicas?-, pero nuestro Gobierno debe estar preparado para enfrentar las irracionales embestidas de ese bad hombre que ciertamente no está loco, pero que actúa como tal... "¿Quién tiene los éstos más grandes que yo?". Con destemplada voz un individuo se plantó en medio del concurrido Bar Ahúnda y profirió ese grito que sonó a reto o desafío. Mis cuatro lectores habrán adivinado ya que no dijo "los éstos", sino un vocablo más avícola. Se levantó de su mesa un tipo de estatura gigantea, torosos músculos y puños como bigornia de herrador. Encaró al que había hecho la incivil pregunta, lo tomó por las solapas y le dijo: "Yo tengo los éstos más grandes que usted". Cambió de tono el otro y le mostró un paquete: "¿Me compra estos calzones? Me los regaló mi señora en Navidad, y me quedaron grandes"... Don Cucoldo recelaba de su compadre Pitorrango, pues sabía que le gustaba la fruta del cercado ajeno. Sus cautelas tenían fundamento: un día llegó a su casa en hora desusada y encontró a su esposa refocilándose con el tal Pitorrango. Hecho una furia le espetó en un solo golpe de voz al follador: "¡Traidorinfamedescastadoruin!". Tras ese perfecto endecasílabo le hizo en tono doliente una pregunta: "¿Por qué me hace esto, compadre?". Intervino la señora: "No seas injusto, Cucú. A ti no te está haciendo nada"... FIN.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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