Mientras en la Nueva España el movimiento de independencia se iba debilitando, en la Madre Patria se sucedían acontecimientos importantes. Después de la caída de Napoleón salió Fernando VII de sus prisiones en Francia y regresó a gobernar a su pueblo. Un aura de idealista romanticismo lo investía. "El Deseado", lo llamaba la gente. No veían en él los españoles al estúpido y blandengue reyezuelo que era; no conocían su afición a las labores mujeriles, ni la sumisión con que le había besado a Napoleón todo lo que se le podía besar. Para ellos -¡qué generosos, qué ingenuos son a veces los pueblos!- era Fernando el infortunado monarca que había caído en las manos del odioso Anticristo, Bonaparte, y que volvía ahora a gobernar a sus súbditos con magnánima benevolencia, y a restablecer en España, con su trono, los sagrados derechos de la libertad.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.