Sabemos que el Coronavirus le pega duro a los más vulnerables. Y eso aplica también con los restaurantes. Aquellos que ya presentaban síntomas de baja afluencia y alta presión (financiera) son los que están pasando a engrosar las estadísticas de mortalidad gastronómica, que ya de por sí venían al alza antes de este pandemónium que nos trajo la pandemia.