OPINIÓN

El gladiador sin espada

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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Tres hijos tenía Conchita Lombardo, y esperaba el cuarto, cuando su esposo el general Miramón comprometió su palabra de poner su espada al servicio del imperio. Muy mal había tratado Maximiliano a Miramón. Prestó oídos a las voces de malos consejeros que le dijeron que "el joven Macabeo" era un peligro para él: había sido ya presidente de la república, y podría caer otra vez en ambiciones de poder.