Suelo rascarle por los bordes a la cazuela porque de ahí emanan sabores diferentes, inusuales y a veces fascinantes; y así fue como descubrí Cuarto Botánico, una especie de barecito naturista que se esconde en la clandestinidad involuntaria de los rumbos que no frecuento, como las calles de Matamoros y Mina, en la periferia del Barrio Antiguo, donde los domingos cierran al tráfico para montar un mercado de curiosidades y antigüedades, que pudiera ser el inicio de un recorrido chacharero y hípster que termina en la barra de este místico lugarcito naturópata, experimentando "nuevas sensaciones" con botánica y coctelería vegana alternativa.