OPINIÓN

'Error involuntario'

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN EL NORTE

3 MIN 30 SEG

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Dulcilí, muchacha ingenua, cándida, les dijo llorosa y compungida a sus papás. "¿Recuerdan que me hablaron ustedes acerca de las abejitas y las florecitas? Pues quiero decirles que anoche me picó la abejita"... Don Sinople declaró en la fiesta: "Por parte de padre provengo en línea directa de los Borbones de España, y por parte de madre mi ascendencia llega hasta la Casa de Austria". Comentó una invitada: "¡Pues vaya que se carga usted un tremendo pedigrí!". "Señora mía -se atufó don Sinople-. Le aseguro que estoy perfectamente sobrio"... El padre Arsilio estaba confesando a una de sus feligresas, de quien había oído ciertas cosas. Le preguntó, severo: "¿Le eres infiel a tu marido?". Respondió la mujer en tono de justificación: "¿Pues a quién más puede serle infiel, padrecito?"... Se ha dicho siempre que la expresión "error involuntario" es incorrecta, pues en un yerro cometido intencionadamente no hay equívoco, sino dolo, intención aviesa. Yo pienso que hay quienes simulan error por aquello de "a ver si es chicle y pega". Su error es voluntario, entonces, astucia disfrazada de equivocación. A esta especie, creo, pertenecen los errores reconocidos por los Diputados de Morena, y por el propio López Obrador, en la iniciativa de reformas electorales enviada por el Presidente a la Cámara antes llamada Baja y que ahora merece el calificativo de bajísima. Cuidado, sin embargo, con ese reconocimiento, que puede ser también simulación, caballo de Troya para colar otros cambios a la legislación electoral igualmente contrarios a la ley. Alguna vez di una conferencia para los obreros de una fábrica de electrodomésticos, y me la pagaron con un congelador, artículo de lujo en aquel tiempo para un hogar modesto como era el de mi esposa y mío. Nuestro refrigerador era apenas un poco más grande que un frigobar de cuarto de hotel. El tal congelador funciona todavía. Lo ofrezco desinteresadamente, en forma totalmente gratuita, para que en el Senado congelen por tiempo indefinido esa iniciativa presidencial que tiende en el fondo a desaparecer al INE o a volverlo un instrumento al servicio del Gobierno, y no de los ciudadanos. Cuidado, lo repito, con los errores involuntarios. Suelen ser bastante voluntarios... La espléndida rubia le contó a su amiga: "Cuando Santa viene a mi casa la noche de Navidad siempre baja por la chimenea. Lo recibo cubierta sólo por un negligé vaporoso y transparente. Me deja los regalos, y cuando se va tiene que salir por la puerta, pues no sé por qué ya no puede salir por la chimenea"... Don Languidio llegó muy apesadumbrado de su visita al médico. Le contó a su mujer: "El doctor me dijo que debo renunciar a la mitad de mi vida sexual". Le preguntó secamente la señora: "¿Y a cuál mitad vas a renunciar? ¿A la mitad que te imaginas o a la mitad de la que hablas?"... Doña Ignavia, nueva rica, fue a Roma. Le preguntó una amiga: "¿Visitaste la Fuente de Trevi?". Repuso: "No sabía que Gloria tuviera una fuente en Roma"... Dos compadres entraron a robar elotes en una milpa. A fin de no ser descubiertos, se cubrieron con una piel de vaca. Apenas iban a cometer el hurto cuando el compadre que iba atrás le dijo con alarma al de adelante: "Compadre: viene el toro, y parece que realmente cree que somos una vaca". "No importa, compadre -respondió el otro-. Usted entreténgalo allá atrás, mientras yo acá adelante me robo los elotes"... El ginecólogo le informó a la paciente que se había presentado como señorita Trasminás: "Está usted embarazada". "No me lo explico, doctor -se azaró ella-. Lo único que ha hecho mi novio es mirarme". Acotó el facultativo: "Pues ha de tener una mirada muy penetrante"... FIN.