OPINIÓN

Estricnina para el conde

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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Loca, rematadamente loca estaba ya la emperatriz de México. Nada pudieron hacer los médicos para ayudarla: su extravío era de los que no tienen remedio. Carlota, como si presintiera el horror de los acontecimientos que se avecinaban, se aisló en aquellos muros de demencia que ya nadie -y ella menos que nadie- pudo traspasar.