El mal llamado bono de gestoría, rebautizado por los Diputados locales como "gastos para la función legislativa", debe desaparecer. Conservarlo, tal cual, o de alguna forma distinta, es un acto de perversión que merecería ser castigado.
Sociólogo por la Universidad de Monterrey y Maestro en Sociología Política por The New School for Social Research. Profesor Asociado del Departamento de Humanidades y de la carrera de Sociología de la Universidad de Monterrey. Colabora en EL NORTE desde 1998.