Fusiones que matan

Sacrificar al Instituto Federal de Telecomunicaciones y a la Comisión Federal de Competencia Económica para fusionarlos con la moribunda Comisión Reguladora de Energía, minimizando su estructura e independencia sin el menor análisis costo-beneficio, de riesgos, ni diagnóstico alguno, es un retroceso que atenta contra el bienestar de la ciudadanía, los mercados y la tutela efectiva de los derechos humanos. Tal medida no resistiría un examen de progresividad de los derechos humanos conforme al derecho internacional.