Corrían las horas de aquel día 16 de junio de 1867. Eran las 12 del mediodía; a las 3 de la tarde serían ejecutados Maximiliano, Miramón y Mejía. En su celda del convento de las Capuchinas, acompañado por su esposa Conchita, Miramón no pensaba en sí mismo sino en la soledad de Maximiliano, que ni siquiera sabía quién se ocuparía de recoger su cadáver. Miramón pidió a Concha que fueran los dos a visitar en su celda al desdichado emperador caído.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.