Napoleón III aconsejó a Carlota la abdicación de Maximiliano. Si ella hubiese atendido ese consejo seguramente el infortunado archiduque habría salvado la vida. Pero en las primeras sombras de su locura Carlota vio en el emperador francés al demonio: lo identificó con el espíritu del mal. Quizá no fue ambición ni soberbia lo que llevó a Carlota a exigir a su esposo que no renunciara a la corona. Quizá fue su locura, que empezaba a manifestarse ya lo que la llevó a aferrarse a algo que estaba perdido ya.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.