OPINIÓN

Historia de dos amores

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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Pese a todo lo que se ha dicho en contrario, la verdad es que Maximiliano amaba a Carlota. Lo conmovían su lealtad, la abnegación con que estuvo dispuesta a todo con tal de ayudarlo. Sin embargo, Carlota no amaba tanto al hombre como al emperador. En Miramar llegó a despreciar un poco a su marido al verlo ocioso y sin el brillo de poder que tenía su hermano, el emperador de Austria. Cuando Maximiliano aceptó el trono de México se sintió Carlota en el pináculo de la felicidad. Nunca se avino a renunciar a ese oropel.