Las hojas en blanco suelen aterrar a los escritores, estudiantes, editorialistas y toda la gente que debe plasmar en papel (o en Word) sus pensamientos, sus análisis. Así era hasta hace poco: las hojas en blanco sólo retaban a quienes debían escribir algo inteligente, gracioso, o preciso.
Lic. en Estudios Internacionales por la Universidad de Monterrey. Maestría en Estudios Diplomáticos por el Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos. Doctorado en Conflicto Político y Procesos de Pacificación por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales del Tec de Monterrey, Campus Monterrey. Es editorialista del Grupo REFORMA.