OPINIÓN

Infierno en Sonora

Peniley Ramírez EN EL NORTE

4 MIN 00 SEG

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Durante años, hasta el otoño pasado, la activista Dora Rodríguez tuvo una casa del migrante en Sásabe, un pequeño pueblo en el lado mexicano de la frontera entre Sonora y Arizona. Era el último refugio para migrantes de todo el mundo, que iban a cruzar el desierto de Arizona a pie, después de pasar por medio continente. Hace mucho que los coyotes allí no son "independientes". Trabajan para el Cártel de Sinaloa. Un grupo del cártel controlaba los cruces fronterizos con Sásabe, otro controlaba más adelante, en otra zona de la frontera. Y todo funcionaba así, con autoridades y pobladores mirando sin meterse. Hasta que algo cambió en noviembre. Y Sásabe se volvió un infierno.