Entre las clasificaciones que se pudieran hacer, hay dos tipos de personas en el mundo: los que conocen a sus padres y los que no. Conocer tu origen, el quiénes y cómo, el cuándo, determinan radicalmente una definición, acaso más clara, de uno mismo. No es lo mismo ser un árbol y tener la certeza de tus raíces que no tener idea de cuáles son y hasta dónde llegan. Hablamos de profundidad.