OPINIÓN

La mano de don Benito

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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El sueño de Joel R. Poinsett se había cumplido. Recordemos el banquete que el nefasto embajador americano ofreció a Iturbide en septiembre de 1821 con motivo de haber conseguido la emancipación de México. En el vasto salón de la embajada puso Poinsett dos retratos que querían ser simbólicos: el de Washington y el de Moctezuma. No puso la efigie de Iturbide, autor de la independencia mexicana. Al colocar el retrato de Moctezuma quiso sugerir que el México indio había recuperado la libertad perdida a manos de los españoles.