Todo se le volvía hieles a don Ignacio Comonfort, presidente de la República en aquellos años cruciales de 1856 y 1857. Hasta las alegrías se le tornaban pronto en acíbar que le amargaban la vida y lo traían siempre envuelto en pesadumbre. Era Comonfort hombre de paz, enemigo de las violencias. Ni siquiera la carrera de las armas le habían endurecido el ánimo; tenía suavidades aun en el trato con sus mayores enemigos. Bien podría decirse de él lo que después se dijo de don Francisco I. Madero: que nunca se manchó las manos ni con oro ni con sangre.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.