La reunión de los fundadores de la Corriente Democrática es un buen recordatorio de que ese proceso que inició a fines de los años ochenta del siglo pasado produjo un cambio histórico. El cambio se asentó en nuevas reglas, en instituciones confiables, en alternancias y en un complejo mecanismo de controles. No imagino una reunión para celebrar acríticamente los frutos del "régimen de la transición". Por el contrario, la trayectoria de Cuauhtémoc Cárdenas, de Ifigenia Martínez y de Porfirio Muñoz Ledo da cuenta de importantes y profundos desacuerdos con las políticas y los resultados del pluralismo en los últimos veinte años. Pero interpreto su aparición pública como un llamado de alarma frente a la pretensión de barrer con todo lo existente, a partir de la vanidad de que nada de lo anterior tiene mérito.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.