OPINIÓN

Las plenas facultades de Juárez

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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Don Benito Juárez fue un consumado político, el más político de todos los políticos que en este país han sido. Comparable a él, quizá solamente Álvaro Obregón. El político busca el poder: ésa es su vocación, y la ejerce sin límites, apasionadamente. Obregón y Juárez fueron hombres que se apegaron excesivamente al poder. Al hacerlo causaron daño a México.

Alguien dirá que la Reforma de la que Juárez fue abanderado transformó al país, y que es supina estupidez negarle al patricio categoría de estadista. La verdad es que los cambios de la Reforma estaban ya en el mundo: al imponerlos Juárez no hizo sino acatar la corriente de la Historia. Por otra parte la mayoría de los comentadores están de acuerdo en señalar que la tal Reforma no fue obra de Juárez, sino del brillantísimo grupo de prohombres que lo rodearon: Ocampo, Lerdo, Prieto, Ramírez, Zarco, Romero, Riva Palacio, Vallarta, Altamirano, Iglesias...

En puridad de términos el primer estadista que tuvo este país fue don Porfirio Díaz. Se ha afirmado que la diferencia entre un político y un estadista consiste en que el político se preocupa de la próxima elección y el estadista de la próxima generación. Don Porfirio, que no tuvo que preocuparse nunca de las elecciones, pudo realizar una obra que veía al futuro. Transformó a México no en la frágil teoría de las leyes, como hizo Juárez, sino con una real transformación que efectivamente puso a México en el camino de la modernidad. En ese empeño no puede decirse que los liberales juaristas salieron triunfadores.

Juárez trabajó siempre pro domo sua, es decir, por su casa, para su santo, a fin de conseguir su propio interés. A él le debemos la Cámara de Senadores, pues la erigió frente a la de Diputados para dividir de esa manera la representación nacional y poder manipularla mejor. Atacó violentamente la Constitución del 57, en cuyo nombre se lanzó a la lucha contra los conservadores. Seguramente éstos la habrían conservado mejor que don Benito.

Juárez fue electo presidente para el período constitucional 1867-1871. No quedó conforme: desde el principio mismo de su gestión anunció a sus más cercanos amigos que trabajaría para conseguir su reelección. A casi ninguno le pareció bien aquel anuncio. Y menos que a nadie a don Sebastián Lerdo de Tejada, pues soñaba con ser el sucesor de Juárez.