NACIONAL

Le impiden cargar viajes al erario

Rafael Mathus

Nueva York (09 marzo 2015) .-00:00 hrs

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No usó aviones oficiales como la esposa del Gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, ni tampoco paseó en yates a su perrito como Paulina Romero Deschamps, la hija del líder petrolero, Carlos Romero Deschamps.

Pero lo que sí hizo el congresista estadounidense, Aaron Schock, fue presumir en redes sociales la buena vida que se daba en algunos de sus viajes que fueron pagados con fondos públicos.

A diferencia de los casos mexicanos, los excesos del legislador republicano no quedaron impunes y fue obligado a devolver parte del dinero que gastó inapropiadamente.

En su cuenta de Instagram, Schock subió imágenes de su encuentro con el Papa Francisco en El Vaticano y con monjes budistas en la Pagoda Shwedagon, en Myanmar. En otras aparecía saltando alegre en el Glaciar Perito Moreno, en la Patagonia, Argentina.

Ninguna de las investigaciones que se realizaron sobre los viajes de Schock hubiese sido posible de no ser por el detalle de los gastos que los congresistas tienen que presentar a los organismos de control del Congreso de Estados Unidos.

Y también por la vanidad del propio legislador, en cuya cuenta de Instagram pueden verse mucho más que actividades políticas.

Una investigación de la agencia de noticias Associated Press (AP) concluyó que el republicano Schock gastó unos 40 mil dólares en una docena de viajes que realizó en aviones de donantes.

Además de esos viajes, Schock -de 33 años- pagó miles de dólares en entradas para conciertos y solicitó reembolsos por kilómetros conducidos en su automóvil.

Uno de los gastos más controvertidos del congresista fue cuando llevó a colaboradores a un concierto de Katy Perry en Washington el año pasado, según reportó la AP.

El escrutinio del Congreso de Estados Unidos sobre Shock se ha extendido en otros rubros.

La prominente figura política republicana, ya tuvo que devolver más de 40 mil dólares que empleó en la redecoración de sus oficinas en el Capitolio y unos mil 237 dólares al Departamento del Tesoro de Estados Unidos tras un viaje que realizó a Chicago para ver un partido de futbol americano.