OPINIÓN

¡Llamen al antropólogo!

Eduardo Caccia EN EL NORTE

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Lo vi, no me lo contaron. Pistola en mano, cadena dorada al cuello, mocasines con emblema de marca italiana, caminó entre la gente arrastrando una bolsa de plástico negra (presumiblemente llevaría un cuerpo victimado), la barba era postiza y la mirada retadora, sus ojos penetrantes quemaban como el peor de los sicarios.