"Orden y libertad", fue el lema que para su Gobierno había asumido don Ignacio Comonfort. Con la revolución de Tacubaya se acabó el orden, y la libertad quedó amenazada. Muy poco tiempo gobernó don Ignacio, apenas dos años, pero en su corta gestión hizo mucho bien a México: acabó con los ímpetus de algunos señorones que se disfrazaban de federalistas pero que no eran otra cosa que caciques; acabó con la inseguridad que desde hacía luengos años reinaba en los caminos; estimuló la inversión y colonización extranjeras; fortaleció la industria, la minería, la pesca. Bajo su Gobierno se empezó a construir el ferrocarril México-Veracruz, cuyo primer tramo, de la capital a Guadalupe, él inauguró. En su período Presidencial se instaló el alumbrado público -de gas- en la ciudad de México. Fue él quien fundó la Biblioteca Nacional y la Dirección General de Pesas y Medidas. Hasta sus más enconados enemigos hubieron de reconocer al paso de los años que don Ignacio Comonfort fue uno de los mejores presidentes que ha tenido nuestro país a lo largo de su historia, uno de los más honrados, y desde luego el que más sujetó su gobierno a estrictas normas de moderación.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.