No es un secreto y esta columna en sus 22 años lo puede confirmar que, de la misma forma como me cautivan las novelas de David Toscana -de quien tengo pendiente reseñar su más reciente entrega: "El peso de vivir en la Tierra"-, así me apasiona la poesía de Eduardo Zambrano, quizá porque son los autores que, usted me entenderá, dicen aquello que siempre quise decir y no tenía las palabras para expresarlo.