Don Benito Juárez dejó una triste herencia: la ambición de poder. Quince años se mantuvo en la presidencia de la República, y cuando llegó el día de su muerte todos los mexicanos estaban ciertos de que don Benito se habría reelegido una y otra vez de no haber sido por la súbita intervención de esa gran enemiga de la reelección que es la muerte. Ahora era don Sebastián Lerdo de Tejada el que deseaba reelegirse. Su propósito volvió a poner a México en el camino de la zozobra y de otra posible guerra civil. Tal se diría que México no iba a poder disfrutar nunca el don preciado de la paz.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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