Está claro que tanto Rayados como Tigres se convirtieron desde hace tiempo en vecinos incómodos. Catalogados por muchos como soberbios, petulantes aún sin conocerlos a fondo y sin haberse extendido siquiera la mano. Hay quienes ven a estos equipos como los ricos insoportables de la cuadra que invariablemente cada seis meses, haga falta o no, modifican algo de la fachada.