OPINIÓN INVITADA / Estefania Medina Ruvalcaba EN EL NORTE
Pilas de expedientes polvorosos, una rejilla en donde es imposible ver a las personas acusadas, un funcionario que no es el juez haciendo las preguntas del juez, ministerios públicos y policías dispuestos a que las constancias y los partes digan lo que tengan que decir a cambio de "impulsos procesales" de preferencia en billetes de 500. Todo esto se llamaba justicia penal.
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