OPINIÓN

Mejor la muerte (II)

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

0 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
"... Pero después vino una contraorden de que no, que qué esperanzas que iba a descansar, que tenía que hablar. Y entonces me pusieron de plantón. Y fue otra clase de martirio, pero tremendo también: estarme preguntando continuamente: '¿Cómo te llamas? ¿Quién te mandó? ¿Quién es tu familia? ¿Dónde vives?'. Y yo tenía que contestar, pues lo primero que se me ocurría, pero menos la verdad, por lo que ya he dicho, no por otra circunstancia. Estuve así desde las tres de la mañana o tres y media hasta las nueve de la mañana, es decir, seis horas. Se cansaba uno y seguía otro. Decían: 'Platíquenle', 'platíquenle'. Contestaba algunas de esas preguntas que eran repetidas y me picaban con alfileres. Hacía cualquier movimiento y también me picaban con alfileres, y lo que más me podía era que tenía la cabeza... pues, en fin, que no me cabía duda que parecía que iba a estallar. Una cosa tremenda. Uno de los agentes me dijo: '¿Es verdad que tú eres caricaturista?'. Yo le dije: 'Soy dibujante'. 'A ver si me haces una caricatura y te dejo descansar, te dejo de atormentar'. Yo, por aquella esperanza, a pesar de que no tenía ánimo, pues estaba parado de plantón, se la hice. Apenas si podía contener el lápiz. La vio, se sonrió, y yo me dispuse a sentarme para acostarme, y nada, me levantaron a fuerza. Yo le reclamé por qué me había prometido aquello, pero ni caso me hizo.