Se acerca ya el otoño. Los árboles han cumplido su labor. Rindieron ya su fruto los manzanos, lo mismo que los ciruelos, y los perales, y los durazneros. Únicamente faltan los nogales de entregar en cada una de sus nueces el sol y el agua que bebieron todo el año. Pero también sus hojas amarillean en las ramas.
Por la ventana miro el huerto y me posee la misma languidez que se adueña del paisaje. Sólo que yo no sé si he hecho mi tarea, y envidio a estas criaturas silenciosas, los árboles, que se van a descansar con la certeza de haber llevado a cabo su labor.
Ahora pienso que las obras de la naturaleza se cumplen siempre, y las del hombre nunca. Jamás terminamos de hacer lo que debemos. Por eso pedimos que no llegue el otoño, y que el verano dure para siempre.
Para eso sí somos buenos los humanos. Para pedir lo que no puede ser.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.