OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

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El campo está empezando a bostezar. 

Se acerca ya el otoño. Los árboles han cumplido su labor. Rindieron ya su fruto los manzanos, lo mismo que los ciruelos, y los perales, y los durazneros. Únicamente faltan los nogales de entregar en cada una de sus nueces el sol y el agua que bebieron todo el año. Pero también sus hojas amarillean en las ramas.

Por la ventana miro el huerto y me posee la misma languidez que se adueña del paisaje. Sólo que yo no sé si he hecho mi tarea, y envidio a estas criaturas silenciosas, los árboles, que se van a descansar con la certeza de haber llevado a cabo su labor.

Ahora pienso que las obras de la naturaleza se cumplen siempre, y las del hombre nunca. Jamás terminamos de hacer lo que debemos. Por eso pedimos que no llegue el otoño, y que el verano dure para siempre.

Para eso sí somos buenos los humanos. Para pedir lo que no puede ser.