En Sabinas Hidalgo, Nuevo León, visité hace muchos años ese cine. No era una de las pequeñas salas en uso hoy: era grande, enorme; en él se sentía uno como en aquellos cines de nuestra niñez y juventud. Sólo el amor mantuvo abierto ese local de majestuoso nombre: "Olimpia". Amor al cine. Hubo un tiempo en que la gente pensó que el séptimo arte iba a desaparecer. Fue cuando la llegada de la televisión. La pantalla chica hizo que el público se quedara en casa a gozar las primicias asombrosas del nuevo entretenimiento. En Estados Unidos programas como "I love Lucy", o las variedades que presentaban Ed Sullivan y Johnny Carson, hacían que nadie saliera de su casa. Los cines quedaron vacíos, como congal en lunes. Se hicieron chistes alusivos, como el del señor que llamó por teléfono a un cine.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.