El padre Carlos López era un amable sacerdote. Rezaba muy de prisa, de modo que el rosario, que en otras voces tardaba mucho tiempo, en la de él acababa pronto. Y es que el padre Carlitos -así le decía todo mundo con afecto- usaba una especie de taquigrafía oral que le permitía abreviar las palabras, hacer de tres vocablos uno solo. Así, por ejemplo, en vez de decir: "Bendito sea Dios", decía: "BentoseaDios". Eso no se oía muy bien, pero ahorraba mucho tiempo y energías.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.