Las abuelas y abuelos nuevoleoneses tenían una romántica costumbre, la de una especie de compadrazgo sentimental que se formaba mediante el regalo de una rosa. El uso funcionaba así: si una muchacha sentía particular estimación por otra le regalaba una rosa, y eso hacía "rositas" de las dos amigas. "-Fulana y yo somos rositas", decía una. Con eso quería significar que ella y su amiga estaban ligadas por una amistad particularmente íntima y estrecha.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.