OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

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No muy dados a fiar eran los viejos comerciantes de Durango. Sin excepción, en sus tendajos se veía el letrero aquel tan de rigor: "Hoy no se fía, mañana sí". Ponían también cierto cartel dividido en dos partes. En uno se veía a un comerciante gordo, luciente, rozagante, y muy contento contaba en su mesa grandes montones de monedas, puestas al lado de talegas repletas de oro y plata. Del otro lado se veía a un individuo flaco, macilento, estragado por privaciones y hambres, que muy triste iba por la calle camino del asilo de pobres, cuando no del hospital o del cementerio. "Este comerciante fio" -decía el cartel. Y luego, al pie del rico: "Este no". Algunos más exponían en versos rimados su negativa a dar: "Cuando fío considero que pierdo amigo y dinero".