¡Qué tremenda rivalidad había entre aquellos dos pueblos tan pequeños! Amaneo el Alto y Amaneo el Bajo tenían de continuo pleitos graves por causa de sus santos patrones. Los alteños glorificaban a San Procorito, y decían pestes de Santa Dulia, la patrona de los abajeños. Éstos ponían a la santa virgen al mismo nivel de la Virgen, y llenaban de maldiciones a San Prócoro. Eso era fuente constante de pendencias. Si la sangre no llegaba al río era sólo porque no había ningún río por ahí. Pero menudeaban las pedreas, los encuentros a palos, las trompadas. Las guerras menos santas, ya se sabe, son las guerras santas.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.