OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

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Los hombres somos seres de razón, aunque no mucha. Por eso creemos en las supersticiones. Al número 13, por ejemplo, lo consideramos ominoso, de mala suerte. Trece fueron los comensales en la Última Cena, y desde entonces el numerito corre con mala fama por el mundo. Una muchachilla bien desarrollada por el norte y por el sur le comentó al individuo que la llevó a un cuarto de hotel: "Tengo 13 años". "¡Qué barbaridad! -se espantó el tipo al conocer la minoría de edad de la chiquilla-. ¡Sal inmediatamente de aquí!". Comentó la adolescente: "Supersticioso ¿eh?".