Nadie debería hoy leer esta columna. A mí mismo me causó disgusto mientras la escribía. Trata del zopilote. El viernes pasado fui a Nuevo Laredo en viaje de trabajo, y por el camino vi un extraño espectáculo: un numeroso congreso de auras, posada cada una en lo alto del quiote de un maguey como un gran penacho negro. Tenían todas las alas abiertas. Pensé que la reciente lluvia les había mojado el plumaje, y lo secaban a los rayos del sol que acababa de aparecer entre las nubes.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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